Noches blancas de Fiódor Dostoyevski era un libro que había dejado en la cola de espera de mis lecturas pendientes. Afortunadamente, en mis vacaciones de verano suelo aprovechar mucho el tiempo para leer lo que no puedo durante el año debido a mi profesión. Soy profesor y padre de familia, y quienes conocen estas responsabilidades saben lo demandantes que resultan ambas actividades. Cuando por fin pude adentrarme en la novela, recordé por qué Dostoyevski está entre los grandes de la literatura universal. Tomé mi Kindle, me preparé un café y no pude dejar la historia hasta el final.
Portada tomada de buscalibre
Ambientada en la Rusia del siglo XIX, la obra me hizo sentir parte del sosiego infinito de la San Petersburgo de la época. La novela aborda temas como la soledad, la esperanza y el desamor. En algunos tramos, se torna existencialista, un rasgo característico de la obra de Dostoyevski.
«Y te preguntas: ¿Dónde están tus sueños? Y meneas la cabeza y te dices: Qué rápido pasan los años. Y de nuevo te preguntas: ¿Y qué has hecho tú con tus años? ¿Dónde has enterrado tu mejor época? ¿Has o no vivido? Mira —te dices—, mira, en el mundo empieza a hacer frío. Y pasarán más años y con ellos vendrá la lóbrega soledad, vendrá la temblorosa vejez con un bastón y, con ellos, la melancolía y el desaliento». (Dostoyevski)
Es una novela corta, casi un cuento largo, que devoré de una sola sentada. El protagonista es un hombre solitario e introvertido que suele dar paseos por las tranquilas, monótonas y silenciosas calles de San Petersburgo. Pero todo cambia cuando, por casualidad, se encuentra con Nástenka, quien, triste y solitaria, esperaba el regreso de su gran amor en la baranda de un canal del muelle. Narrado en primera persona, el protagonista relata las siguientes noches en las que se vuelve a encontrar con Nástenka.
Página tras página fui descubriendo, con inquietud, que el protagonista comenzó a enamorarse de Nástenka; pero él le había prometido no enamorarse de ella y le había jurado ser su amigo incondicional. Lo que sucede después del irremediable enamoramiento del protagonista me lo reservo para que el lector curioso lo descubra por sí mismo y pueda sufrir lo que quienes hemos leído la obra sufrimos.
Pero, ¿qué hace especial a Noches blancas? Aunque a primera vista la obra pareciera ser un “simple” relato de amor, también esconde cuestiones interesantes. Debo mencionar que sus primeros párrafos me resultaron un tanto monótonos debido a la descripción que hace el protagonista sobre las calles de Petersburgo; pero me obligué a continuar la lectura. No tardé en encontrar en sus dos protagonistas los rasgos de estilo que me hicieron amar la obra magna de Dostoyevski. Los personajes de Noches blancas son apasionados, en cada diálogo segregan una avalancha de emociones, y despliegan su carácter, su fuerza y sus motivaciones.
«¡Cómo bulle el corazón en el amor! Parece como si quisieras verter todo tu corazón en otro corazón, quieres que sólo haya alegría, que sólo haya risas». (Dostoyevski)
Debido a lo mencionado, Fiódor Dostoyevski está en la cabecera de mis autores favoritos —en el top tres, de hecho—. Todavía evoco el agradable recuerdo de pasar, sin cansancio alguno, hoja tras hoja, las páginas de Los hermanos Karamazov, El jugador o Crimen y castigo, por poner algunos ejemplos. Y Noches blancas, aunque es de las primeras obras de Fiódor, ya muestra la grandeza de su autor.
Fiódor Mijáilovich Dostoyevski Moscú, 11 de noviembre de 1821-San Petersburgo, 9 de febrero de 1881.
Pese a ello, no pude evitar correlacionar la novela con Primer amor de Iván Turguénev, otra gran obra romántica cuyo protagonista se enamora de Zinaída, una joven de una familia aristocrática venida a menos. Zinaída tiene un carácter que deja una impronta en cualquiera que lee la novela, y Nástenka, al igual que Zenaída, logra transmitir su carácter femenino y apasionado, aunque a veces caprichoso.
Imagen tomada de buscalibre.com
Estoy seguro de que Noches blancas no es la mejor novela de Dostoievski. Ciertamente, pocas obras de la literatura universal podrían competir con Fiódor; pero sí puedo aseverar que me alegra haberme reencontrado con este gran autor a través de esta nouvelle. Y aunque Noches blancas sea una novela corta, las emociones que me ha dejado durarán toda la vida.
Como adenda final, debo mencionar que la obra que leí fue traducida por Marta Sánchez-Nieves, y tenía ilustraciones de Nicolai Troshinski.
Lee la reseña sobre Ana Karenina en el siguiente link: https://adrianfloresescritor.com/resena-de-la-novela-ana-karenina-de-leon-tolstoi/