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CARACTERíSTICAS DE LA LITERATURA DE LA VANGUARDIA ECUATORIANA

Bienvenido a este breve estudio de las características de la vanguardia en Ecuador.

En la década de los veinte, el movimiento vanguardista no tuvo gran acogida en el ámbito literario del Ecuador debido a las temáticas históricas que tuvo que vivir el país. Recordemos que dicho  movimiento estalló en la segunda década del siglo XX en Europa, precisamente cuando nuestro país estaba sufriendo los efectos de la literatura modernista y en cierto modo, estaba todavía renunciando al romanticismo. La vanguardia surge, sobre todo con Hugo Mayo, como una suerte de línea paralela al modernismo ecuatoriano.

BREVE ESTUDIO SOBRE LA VANGUARDIA DEL ECUADOR

ÍNDICE:

  • Introducción.
  • Los tres vanguardistas.
  • Características.
    • Características de la narrativa vanguardista: Palacio y Salvador.

INTRODUCCIÓN

Hablar sobre el movimiento de vanguardia en Ecuador es abstruso en cierto punto debido a la disparidad de opiniones que existen sobre el tema, por ejemplo: en algunos estudios se incluye a poetas como Carrera Andrade o Alfredo Gangotena dentro del movimiento de vanguardia. Unos lo incluyen como un poeta de ruptura, respecto de las formas tradicionales de hacer poesía; otros lo excluyen arguyendo que no es un personaje de vanguardia como tal aunque toma algunos tópicos vanguardistas.

Otra posible causante sobre oscurecimiento respecto al estudio de la vanguardia en el Ecuador se deba a la necesidad de encajar a este movimiento con lo que se consideraba vanguardia en Europa. Desde ese momento todo se vuelve más oscuro aún, puesto que deberíamos preguntarnos. ¿A cuál de todas las vanguardias europeas, y en qué medida se encajaría el vanguardismo en Ecuador? Sobre todo, comprendiendo que las diferentes vanguardias provenían de manifiestos y posturas estéticas que los diferenciaban de las otras.

No eran, por ejemplo, similares el expresionismo y el surrealismo, ni estos al dadaísmo o al cubismo. -Exceptuamos de esto último al manteño Hugo Mayo quien sí supo adscribirse a ciertas vanguardias como el dadaísmo, ultraísmo y futurismo, aunque aglutinándolas muchas veces en toda su poesía.

Lo único que le queda al lector y al estudioso de la vanguardia ecuatoriana es tomar los tópicos comunes a los tres grandes vanguardistas aceptados por el canon literario, de ahí que excluiremos a Jorge Carrera Andrade y Alfredo Gangotena quienes ciertamente cursaron en algún momento por la vanguardia. Resumiremos el estudio a los tres clásicos:

LOS AUTORES DE VANGUARDIA

Pablo Palacio

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Pablo Palacio, vanguardista

Nació en 1906 en Loja. Hijo de un padre ausente -que pretendió reconocerlo cuando él ya era reconocido en el ámbito literario-, y huérfano de una madre que murió cuando él era niño.

Palacio estudió el secundario en Loja donde recibió un premio literario a los 14. En 1924 viajó a Quito a estudiar en la universidad Central. Fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras de esa Universidad. En 1932 abandonó la escritura para dedicarse a la política. En 1937 se casó con la escultora Carmen Palacios Cevallos.

Tiempo después enfermaría de una bacteria -el maldito treponema- que minaría su cuerpo lentamente hasta llevarlo a la locura y la demencia. Aclaramos que sus escritos fueron hechos antes de contraer la enfermedad. Murió en el Hospital Luis Vernaza de Guayaquil, a los 40 años en 1947.

Sus obras fueron:

Un hombre muerto a puntapiés (cuentos), Débora, Vida del ahorcado.

Humberto Salvador

Humberto Salvador, vanguardista ecuatoriano
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Nació en Guayaquil en 1909. Cuando era niño murieron sus padres, motivo por el que se mudó a Quito donde realizaría sus estudios. Fue un prolífico militante de izquierda desde su juventud. Estudio con Icaza y con él fundó la revista Claridad.

A principios de la década de 1950 se mudó a Guayaquil y se casó con la profesora Violeta Vallejo Arrieta. Fue rector del colegio Rita Lecumberri, del que fue rector. Posteriormente ocupó el mismo cargo en la Universidad de Guayaquil. Murió en su ciudad natal en 1982.

Cabe destacar de Salvador que fue un gran aficionado a la teoría del psicoanálisis freudiano que se ve patente en su relato Proyecto de cuento, de hecho, se dice que él introdujo las teorías de Sigmund Freud al país.

Sus obras fueron:

De vanguardia:

Ajedrez (Cuento), Taza de té (Cuento), En la ciudad he perdido un novela… ,

Del realismo social:

Camarada, Trabajadores, Noviembre, La novela interrumpida, Prometeo, Universidad Central, La fuente clara, Silueta de una dama, La elegía del recuerdo (1966), La lírica resurrección (Cuento), Viaje a lo desconocido, La extraña fascinación, La ráfaga de angustia, Sacrificio (Cuento).

Hugo Mayo

Hugo Mayo, vanguardista ecuatoriano
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Conocido en el ámbito literario bajo el seudónimo de Hugo Mayo, Miguel Augusto Egas Miranda nació en Manta en 1895. Se mudó en la infancia a Guayaquil junto su familia; donde lamentablemente murieron sus padres. Él y sus hermanos crecieron con sus tías. No terminó la universidad en la facultad de jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil. Se casó con Teresa Orellana quien murió en 1935; después se casó con Genoveva Hinostroza en 1941. Fue militante del Partido Socialista. En 1988 falleció en el Hospital Regional de IESS en Guayaquil.

Aclaración sobre su obra:

El conjunto de la obra poética de Mayo permaneció dispersa en distintas revistas literarias y que fue muy difícil de compilar para los críticos que tardíamente tomaron cariño a la vanguardia ecuatoriana.

Gracias al trabajo de Rodrigo Pesantes Rodas se pudo aunar la obra de Mayo recién en 1976 en el libro titulado: Poemas de Hugo Mayo. Es a partir de aquel momento en el que la obra del poeta vanguardista comienza a ser aceptada por el canon literario nacional -internacionalmente se lo había tomado aprecio-, pese a que él ya había publicado su libro de poesía El regreso en 1973.

Obras:

El regreso, Poemas de Hugo Mayo, El zaguán de aluminio, Chamarasca, Colección la rosa de papel.

Deseas conocer las características del realismo social ecuatoriano: https://adrianfloresescritor.com/realismo-social-generacion-30-autores-caracteristihttps://adrianfloresescritor.com/realismo-social-generacion-30-autores-caracteristicas/

CARACTERÍSTICAS DE LA VANGUARDIA EN ECUADOR

Antes de enfatizar las características literarias de los tres vanguardistas -las más importantes a lo que respecta-, no queremos saltarnos una peculiaridad extraliteraria que hizo adolecer a este movimiento literario en nuestro país.

Característica extraliteraria: La omisión de la vanguardia en el canon literario:

Al día de hoy -segunda década del siglo XXI-, resulta sencillo hacer un estudio más o menos somero sobre la literatura de la Vanguardia en Ecuador; sin embargo, este movimiento trató de ser soslayado por toda la crítica nacional en su momento.

Resulta paradójico que la vanguardia en Ecuador haya llegado muy tempranamente, a diferencia de otros movimientos como el romanticismo y modernismo cuya estética llegó de manera tardía.

“En el  Ecuador, a diferencia de lo que usualmente se cree, el arte y la literatura europeas de vanguardias llegaron pronto. Y llegaron, igual que en el conjunto de América Latina, antes del realismo social”.

(Moreano, 2015, p. 11)

Palacio, Mayo y Salvador fueron tres escritores injustamente dejados de lado por la crítica nacional debido a su afán de una verdadera renovación de la forma de hacer literatura en el Ecuador.

El caso de Hugo Mayo es paradójico pues había sido befado públicamente en los diarios Quiteños -pedían enviarlo al manicomio-, mientras que, por fuera de la nación se codeaba con grandes poetas de vanguardia como el chileno Vicente Huidobro o Jorge Luis Borges. Sus obras fueron publicadas en emblemáticas revistas como Cervantes, Ultra, o Amauta. De hecho, se lo incluyó en las antologías de los grandes poetas latinoamericanos.

Sobre el olvido al que se relegó a Palacio, Yako Molina (2015), en el estudio introductorio de Literatura del siglo XX (IV), dice:

“Solo fue a partir de la nueva generación de escritores, de aquellos que se distanciaron del realismo social, cuando la valía de la obra palaciana se vuelve indiscutible, y se lo coloca en el lugar destacado que le corresponde”. (p. 62)

Humberto Salvador por su parte, también fue tomado como un escritor menor. Cabe aclarar que este narrador inició su etapa como vanguardista puro, posteriormente dará un giro radical hacia el realismo social, movimiento que imperó la década de los treinta y cuarenta.

ACLARACIÓN DE ANÁLISIS DE LAS CARACTERÍSTICAS DE LA NARRATIVA VANGUARDISTA

Para no confundir al lector, quien seguramente desea conocer las características de la vanguardia ecuatoriana, hablaremos primero sobre la narrativa y los puntos en común entre Palacio y Salvador; en el siguiente post incluiremos un análisis más profundo de la obra de Hugo Mayo.

También aclararemos que, en cuanto a la vanguardia en Ecuador se refiere, nos ceñiremos al contexto histórico establecido por el canon literario, esto es: la segunda década del siglo XX, por ello no se tomará en cuenta a otros poetas o escritores de la década del cuarenta o cincuenta que, si bien pudieron incursionar con renovaciones estéticas, estarían a destiempo de la vanguardia.

CARACTERÍSTICAS NARRATIVAS: EL VANGUARDISMO EN MAYO Y PALACIO

Las características que hemos de establecer en este apartado obedecen a puntos en común encontrados en muchas de sus obras, eso no quiere decir que estamos generalizando las características, ni que se puedan aplicar a toda la obra conjunta de los dos narradores.

Predominio de la subjetividad de la vanguardia en Ecuador

La realidad es un asunto irrelevante, tanto para Palacio, como para Mayo. Los personajes recrean el mundo en su interior. El predominio subjetivo se puede evidenciar como un abordamiento novedoso para la época.

Comprendiendo el término subjetivo como aquello que forma parte de los pensamientos y sentires del ser. “Perteneciente o relativo al sujeto, considerado en oposición al mundo externo”. DRAE. Muchos de los relatos y poesías de la vanguardia ecuatoriana prefiere crear el relato en la cabeza del protagonista.

En el caso de Palacio, la obra que más desarrolla este aspecto es Vida del ahorcado, novela subjetiva. En la que el exterior es completamente irrelevante para el desarrollo de la trama. El argumento se desenvuelve en la cabeza del personaje. Donde todo parece cierto, y falso a la vez.

Pero los párpados vuelven a cerrárseme, pero ya es la hora de ayer.

—Andrés —silba una voz bajita.

Me incorporo de un salto. Escucho. ¿Quién me ha llamado? Aquí no puede haber otra voz que la mía.

Retengo el aliento. Me levanto de puntillas, todos los sentidos abiertos. Es preciso observar, que en este cubo hay algo peligroso.

Venid, entrad, señoras y señores burgueses, señoras y señores proletarios. (…) No habed miedo de no tener sitio. Más bien venid a admirar la capacidad de este cubo de grandes muros lisos y desnudos, en donde todo lo que entra se alarga o se achica, se hincha o se estrecha para adaptarse en su justo sitio como obra de goma. (p. 65)

En el caso de Humberto Salvador, en su emblemática novela En la ciudad he perdido una novela... La cuestión subjetiva es imperante dentro del relato, dado que el narrador desarrolla una completa búsqueda de los personajes con los creará su novela. Esta es una subjetividad metaliteraria, pues, mientras discute consigo mismo la creación de una novela, a su vez, discute con sus protagonistas el mismo hecho.

Durante las dos terceras partes de la historia, el narrador, y a la vez autor de la obra conversa con uno de sus protagonistas con quien se ha dedicado a buscar a los personajes para su novela. El siguiente fragmento recrea tal componente:

 Como a usted, Victoria, a Fina la

deshumanizaremos

para transformarla en dama joven.

Ella será fina, espiritual, con el objeto de poder crear capítulos románticos con besos apasionados y luz de luna.

—Eso no —me contesta Victoria—, no me gusta. Es cursi.

—¡Es usted tan refinada! —le contesto avergonzado —. Perdone usted.

Victoria, por decir algo para sacarme de mi turbación me pregunta:

—¿Cuál sería el objetivo de escribir diálogos de amor? (p. 56)

Conoce las características de la generación decapitada -Modernismo ecuatoriano-: https://adrianfloresescritor.com/la-generacion-decapitada-por-que-murieron-los-poetas-del-modernismo/

Rompimiento de las formas tradicionales de la narración de la vanguardia en Ecuador.

Habíamos hablado ya de la subjetividad como elemento de algunas de sus obras: Débora, Vida del ahorcado, cuestión que ciertamente se deslinda de las narrativas tradicionales. Sin embargo, no toda la obra de Palacio desarrolló el tema subjetivo.

Cuando sus personajes, aburridos y frívolos no pueden salir de la subjetividad, el narrador recurre a otros personajes grotescos y amorfos:

El antropófago,  o, La doble y única mujer, son relatos que provocan en el lector un extrañamiento que lo mantienen expectante de esos seres casi-humanos. No obstante, Palacio no condena su deformidad, o su bestialidad; al contrario, o lo inserta en la normalidad de la sociedad, o la justifica.

En El antropófago, Palacio (2004) escribió:

¿No ha comido usted alguna vez carne cruda? ¿Por qué no lo ensaya?

Pero no, que pudiera habituarse, y esto no estaría bien. No estaría bien porque los periódicos, cuando usted menos lo piense le van a llamar fiera, y no teniendo nada de fiera, molesta.

No comprenderían los pobres que lo suyo sería un placer como cualquier otro; como comer la fruta en el mismo árbol, alargando los labios y mordiendo hasta que la miel corra por la barba. (p. 20)

Palacio, al igual que Mayo se escindió de la poesía modernista, se deslinda abiertamente de las formas tradicionales de la narrativa, incluso llegando a criticar al realismo.

En Débora escribió lo siguiente:

Ya llega el toque de la muerte. La novela realista engaña lastimosamente. Abstrae los hechos y deja el campo lleno de vacíos; les da una continuidad imposible, porque lo verídico, lo que se calla, no interesa a nadie. (…) Sucede que se tomaron las realidades grandes, voluminosas; y se callaron las pequeñas realidades por inútiles. Pero las realidades pequeñas son las que, acumulándose, constituyen una vida. Las otras son únicamente suposiciones. (p. 141)

El caso de la obra vanguardista de Salvador es interesante al respecto dado que en su relato Proyecto de cuento, –queasemeja a En la ciudad he perdido una novela– pretende incorporar algunas teorías freudianas para construir, ya no una novela, sino un cuento en donde discute consigo mismo cuáles deberían ser los argumentos propicios para el acto narrativo.

El tubo de ensayo brota en el laboratorio interior. Coloco en él los cuerpos, en este caso, simples, pero que pueden ser compuestos en la realidad de otros motivos. La sustancia que será fruto de la combinación, es aún una torturante

?

Se han encerrado ya las dos cédulas de personajes en el prima: la muchacha rubia y su padre. Ahora ella es una mujer maravillosa. Pero como el incesto «no debe efectuarse en el cuento», sino que únicamente actuará la evocación de su naturaleza, transformaré a la muchacha en una niña.

Para ella es un misterio la cuestión sexual. (p. 142)

Relatos que tienden al absurdismo en la vanguardia del Ecuador

El absurdismo es una teoría filosófico-literaria que pretende mostrar un mundo carente de sentido o de propósito. El personaje busca un sentido a la vida -cuestión inútil debido a al mundo ilógico en el que se desarrolla su existencia.

En pocas palabras: la vida no tiene nada de especial, es un asunto vulgar.

Pincha en el siguiente link, si deseas conocer a profundidad el concepto del absurdismo: https://www.bbc.com/mundo/noticias-42887593

Por ello, en ciertos pasajes de la obra de Palacio pareciera que algunos de sus personajes tratan de buscarle sentido a la vida; aunque prefieren enfocarse en cuestiones inútiles, frívolas, banales.

Esta característica se da sobre todo en las narraciones subjetivas de Palacio, Vida del ahorcado, Débora, Una mujer y luego un pollo frito, donde sus personajes son seres ridículos, no sobresalen del común de los seres humanos, que son un fracaso.

No obstante, no perdona la vulgaridad de sus personajes, al contrario, usa esos asuntos como motivo de sus narraciones dotándolos de una banalidad que provoca en el lector cierta lástima por esas vidas tan patéticas.

Alejandro Moreano (2015) en su ensayo Vanguardia y realismo en Ecuador, -texto que recomiendo fervientemente a cualquier estudiante de la literatura de nuestra nación-, dice sobre el escritor lojano:

La tendencia dominante en Palacio no es la defensa de las «pequeñas realidades» de la vida cotidiana frente a la historia, de la inmanencia frente a la trascendencia. (…) en Palacio, las «pequeñas realidades» son el summum del «vacío de la vulgaridad», del fracaso de la trascendencia humana, la muerte, o inexistencia, de todo mundo interior.

De su cuento más estudiado, leído y trillado Un hombre muerto a puntapiés, vemos que el narrador de la historia pretende recrear el asesinato de un hombre que había muerto a golpes. Sin embargo, el narrador se niega a aceptar que el asesinado haya muerto por algo tan banal como haber pedido, borracho, un cigarrillo a unos sujetos.

El narrador, al no aceptar la futileza de tal muerte, idea un asesinato más noble y digno de la crónica que él está escribiendo. Jugando con la ironía del metarelato, negando la vulgaridad, se inventa una realidad que más atraiga al lector. —acaso recordando la máxima nietzscheana “no existen verdades, sólo interpretaciones”

Sólo faltaba, pues, aquello del motivo que para mí iba teniendo cada vez más caracteres de envidia. La intuición me lo revelaba todo. Lo único que tenía que hacer era, por un puntillo de honradez, descartar todas las demás posibilidades. Lo primero, lo declarado por él, la cuestión del cigarrillo, no se debía siquiera meditar. Es absolutamente absurdo que se victime de manera tan infame a un individuo por una futileza tal. (Palacio, p. 14)

En Salvador, la concepción de la inutilidad de la vida es más patente cuando uno de sus personajes de En la ciudad he perdido una novela…, paradójicamente el más intelectual le replica al narrador sobre el sentido de la vida:

—Sin objeto. Todos viven así y de igual modo mueren. Da lo mismo vivir o morirse. Tan inútil es lo uno como lo otro. Lo único interesante es educarse para juzgar todo con absoluta serenidad (…)

Carlos, sarcástico y amable, dice:

—Convénzase usted:

La humanidad está hecha a base

del ridículo;

Todo, absolutamente todo es ridículo. Nosotros, en grado máximo. (Salvador,  p.45)

Literatura urbana de la vanguardia en Ecuador

Relatos y cuentos de la literatura de vanguardia se centran en la ciudad; sin embargo, no la usan como pretexto costumbrista al estilo romántico o realista, sino que denotan la vulgaridad de la vida citadina, y no esconde a las personas marginales. Muestra, a través de la ironía, la realidad de ciertos lugares.

Tanto en “Sierra”, como en Débora confiesa con toda arrogancia su preferencia por máquina urbana del progreso. Palacio pertenece a la especie de Celine, que veía en la naturaleza ese horrible lugar donde los pollos se pasean crudos. (Moreano, 2015, p. 29)

Palacio, por ejemplo, con su Débora, pretende explorar el sinsentido de la ciudad o de la supuesta belleza de la ciudad antigua con su personaje.

Cuando se escribe “la Ronda” todos se imaginan una capa española y hasta se ha llegado a pensar en serenatas con guitarras y en palabras hediondas de borrachos. El ojo del puente mira la calle estrecha. (…) ahora el barrio se muere; se viene encima “El relleno” se han alineado los gemebundos y los neo-gemebundos. Todos están un poco ridículos. (Palacio, p. 136)

En el caso de Salvador, en En la ciudad he perdido una novela… el asunto urbano se vuelve el pretexto de la introspección subjetiva. Al inicio de la novela, el narrador afirma que los duendes y fantasmas que vivían en la ciudad habían sido asesinados con la llegada de la luz eléctrica. Una alusión al vaciamiento de los tópicos de antaño que hacían interesantes a las callejas de Quito.

La quebrada fue durante muchos siglos la madriguera de los duendes. En ella se confundieron los pálidos espíritus cristianos con las almas rojas de los incas, descendientes legítimos del sol. Diablos y vírgenes, ascetas y emperadores, hicieron su palacio de jaspe en el abismo de la quebrada. (…)

Pero cuando nació el siglo XX, se introdujo en “El Tejar” como un apache la luz eléctrica y asesinó a todos los fantasmas”.

Sus tópicos se desarrollan predominantemente en la ciudad, lugar tedioso, es cuando el narrador se vuelca en la búsqueda de su protagonista: Victoria. Protagonista que, dicho sea de paso, no sale de su casa a pie. No pisa la calle, y que, en páginas posteriores es transfigurada por el mismo narrador en otro tipo de personaje más acorde al hecho de una novela —que dicho sea de paso, nunca llegó a escribirse-.

En la ciudad he perdido una novela… no sólo se cuenta, a través del meta relato la imposibilidad de escribir una novela. Es que esta novela, que es ambientada en Quito resulta maravillosamente inenarrable, y por ello toda la historia se desarrolla en el plano subjetivo.

Otro de los relatos urbanos, con personajes patéticos, absurdos de Salvador, es La navaja, un angustioso relato en el que un protagonista entra a una barbería cuyo barbero había sido atropellado hace meses. El barbero, tras mucho tiempo de recuperación, está de vuelta en el trabajo. Este personaje, enajenado por el recuerdo de su dolorosa recuperación, navaja en mano, a veces pierde la cordura mientras va cortando las barbas al protagonista.

La metaliteratura como recurso estético de la vanguardia en Ecuador

En el caso de Salvador, llamala atención la metanarrativa, cuestión que comparte con el mismo Palacio.

Referimos al término meta narración a aquella escritura en la cual, el narrador es autoconsciente de que está escribiendo su relato, y, en ciertas ocasiones discute con el lector el avance del mismo.

 Por ejemplo, en la obra de Humberto Salvador tomando nuevamente como referencia En la ciudad he perdido una novela, el protagonista, y a la vez narrador de la novela busca la forma de escribir su obra, conversa con sus personajes. Los deshace, y rehace. Les cambia de nombres, y de historia misma. En este sentido, el narrador es consciente de su proceso narrativo.

(El novio rico es un advenedizo que apareció en la farsa, sin que lo llamara nadie. No lo ha nombrado el amigo. Debo prescindir de él, facilitándole un viaje ilusorio, truco que es corriente en la técnica novelesca. Convertido en un prestidigitador, lo liquido obligándole a desaparecer por un foro oculto.

La concepción de un libro obliga a efectuar un proceso arbitrario de selección. Hay personajes que nacen y triunfan por sí mismos. (Victoria.) Tienen otros una vida fugaz que queda apenas como un recuerdo emocional. Las múltiples novelas cerebrales se pierden dentro de sí mismas y una sola, al más afortunada que siempre es menos bella, adquiere corporeidad.) (Salvador, 2009, p. 123).

En Pablo Palacio, las referencias sobre la meta narración son también varias. La más paradigmática de ellas es Débora, en la cual discute la mejor manera de relatar la vida de su protagonista, el Teniente.

Pero el libro debe ser ordenado como un texto de sociología y crecer y evolucionar. Se ha de tender las redes de la emoción partiendo de un punto. Este punto, intimidad nuestra, pedazo de alma tendido a secar, lo enfoco hacia los otros para que sea desencuadernado en un descanso dominical, o desdeñosamente ruede sobre una mesa descompuesta o en el atiborramiento de la mesilla de noche. (Palacio, p. 118).

Finalizando

La vanguardia en Ecuador es una literatura rica en profundidad y forma, sin embargo, no basta con sólo leer los libros de texto para comprender su verdadera riqueza. Es importante leer estos textos, y en ellos, saber encontrar la riqueza literaria que existe.

Resumen
Características de la vanguardia en Ecuador
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Características de la vanguardia en Ecuador
Descripción
En la década de los veinte, el movimiento vanguardista no tuvo gran acogida en el ámbito literario del Ecuador debido a las temáticas históricas que tuvo que vivir el país. Recordemos que dicho  movimiento estalló en la segunda década del siglo XX en Europa, precisamente cuando nuestro país estaba sufriendo los efectos de la literatura modernista y en cierto modo, estaba todavía renunciando al romanticismo. La vanguardia surge, sobre todo con Hugo Mayo, como una suerte de línea paralela al modernismo ecuatoriano.
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Adrian Flores -escritor-
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